¿Por qué es necesario dormir?

Todos sabemos por nuestra propia experiencia lo cansados que nos encontramos cuando no dormimos lo suficiente o nos resistimos a la necesidad apremiante de dormir y, también, todos sabemos lo bien que nos sentimos tras una noche en la que hemos dormido no solo las horas suficientes, sino que, además, hemos respetado las mejores horas para dormir según los ritmos circadianos.

El sueño es un fenómeno universal pero únicamente los vertebrados de sangre caliente (mamíferos y aves) manifiestan un auténtico sueño REM. Si bien, ahora la pregunta que debemos realizarnos es la siguiente: ¿el sueño es imprescindible para sobrevivir? La respuesta es un rotundo sí, el sueño es imprescindible para sobrevivir por varios motivos:

  • En primer lugar, esta afirmación se basa en que algunas especies de mamíferos marinos han desarrollado un patrón de sueño extraordinario. En estas especies los hemisferios cerebrales se turnan para dormir, así, el animal siempre está alerta y permanece con el ojo contralateral activo. También algunas aves duermen con un solo hemisferio, manteniendo el ojo contralateral abierto para vigilar la llegada de posibles depredadores.

  • En segundo lugar, los estudios de privación de sueño no han obtenido pruebas convincentes de que sea necesario para mantener el funcionamiento normal del cuerpo, pero sí para nuestro cerebro. De hecho, Home (1978; citado en Carlson & Birkett, 2017), tras una revisión de más de 50 experimentos en los que se había privado del sueño a personas, informó que en la mayoría de ellos no se había encontrado que interfiriera en la capacidad de los individuos para realizar ejercicio físico y tampoco hallaron datos que correlacionaran la presencia de signos de una respuesta a estrés fisiológico con la privación de sueño. Entonces, de estos datos se infiere que la función primordial del sueño no parece ser que el cuerpo descanse y se recupere; sin embargo, las capacidades cognitivas de estos individuos estaban muy afectadas por la privación de sueño (presentaban distorsiones perceptivas, incluso alucinaciones y dificultades para concentrarse en tareas mentales). En adición, una sola noche de privación de sueño reduce la capacidad de las personas a reconocer las expresiones faciales que reflejan emociones (Van de Herm et al., 2010; citado en Carlson & Birkett, 2017).

Pero, ¿qué pasa durante el sueño que sea tan importante? El cerebro humano, aunque solo supone un 2% del peso corporal, gasta aproximadamente el 20% de la energía en la vigilia tranquila. En cambio, durante el sueño de ondas lentas, el metabolismo y el flujo sanguíneo cerebral decaen, disminuyendo durante la fase 3 hasta un 75% respecto al nivel de vigilia (Maquet, 1995; citado en Carlson & Birkett, 2017). Del mismo modo, las regiones que tienen el nivel de actividad mayor durante la vigilia presentan un nivel más alto de ondas delta y el nivel más bajo de actividad metabólica durante el sueño de ondas lentas. Por consiguiente, la presencia de ondas delta en una región del cerebro parece indicar que dicha región está descansando. En suma, durante el sueño de ondas lentas las personas no reaccionan a ningún estímulo salvo los intensos, y si se les despierta, actúan de modo torpe y están confusas, observaciones que indican también que el cerebro, en efecto, está descansando.

En consecuencia, todos estos datos apuntan a que el cerebro necesita descansar de forma periódica para recuperarse de los efectos adversos de su actividad durante la vigilia. Aunque tampoco debemos olvidarnos que los productos de desecho de la elevada tasa metabólica que se asocia a la actividad cerebral son los famosos radicales libres, de los que, hoy en día, todos o casi todos hemos oído hablar.

Los radicales libres son sustancias muy oxidativas que pueden unirse con electrones de otras moléculas y dañar las células en las que se encuentran, proceso conocido como estrés oxidativo. Una privación prolongada de sueño causa un aumento de los radicales libres en el encéfalo y provoca estrés oxidativo. No obstante, como expliqué anteriormente, durante el sueño de ondas lentas se produce la disminución de la tasa de metabolismo, lo que permite que los mecanismos de restauración de las células destruyan dichos radicales libres, impidiendo así sus efectos nocivos.

Asimismo, pese a que los datos existentes sobre los efectos de la actividad física y sueño no son concluyentes, sí lo son sobre los efectos de la actividad cognitiva sobre el sueño. Varios estudios han demostrado que después de un día de intensa actividad cerebral, el cerebro necesita más descanso de lo habitual.

Por otra parte, durante el sueño REM el cerebro y el organismo se energizan, pero, además, se estimulan las regiones del cerebro que se utilizan para el aprendizaje. Así pues, el sueño REM facilita los grandes cambios cerebrales que ocurren en el desarrollo y el aprendizaje (aunque también lo hace el sueño de ondas lentas).

En relación con las funciones cognitivas, las investigaciones realizadas, tanto en seres humanos como en animales de laboratorio, señalan que el sueño hace más que permitir que el cerebro descanse, también ayuda a la consolidación de la memoria a largo plazo (Marshall & Born, 2007). En este sentido, debo aclarar que los estudios han encontrado que el sueño REM y el sueño de ondas lentas juegan papeles diferentes en la consolidación de la memoria declarativa y no declarativa: el sueño REM facilita marcadamente la consolidación de la memoria no declarativa, mientras que el sueño de ondas lentas aumenta la consolidación de la memoria declarativa (Tucker et al, 2006). También otros estudios indican que parece que el cerebro repasa durante el sueño de ondas lentas la información aprendida recientemente (O' Neill et al., 2010) y que los trastornos de sueño se relacionan con un menor rendimiento en memoria y atención de los sujetos que los padecen, y dentro de ellos, la apnea obstructiva del sueño es la que mayor impacto negativo tiene sobre estas funciones cognitivas (Bucks, Olaithe, Rosenzweig, & Morrel, 2017; Krysta, Bratek, Zawada, & Stepanczak, 2017; citados en Lira & Custodio, 2018).

Adicionalmente, debo subrayar que entre los trastornos de sueño y el deterioro cognitivo se describe una relación bidireccional. Por un lado, personas con deterioro cognitivo y demencia presentan trastornos del sueño y, por otro lado, algunas personas cognitivamente sanas que tienen ciertos trastornos del sueño desarrollarán más adelante deterioro cognitivo leve (DCL) y demencia (Bombois, Derambure, Pasquier, & Monaca, 2010; citados en Lira & Custodio, 2018).

En resumen, la mayoría de los investigadores considera que la principal función del sueño de ondas lentas sea el permitir al cerebro descansar, pero, también, el sueño de ondas lentas y el sueño REM favorecen distintos tipos de aprendizaje y el REM favorece el desarrollo del cerebro. De igual manera, varias investigaciones informan que los efectos de la privación de sueño forzada en ratas fueron graves y similares a los efectos del insomnio familiar letal en humanos, trastorno neurológico hereditario que ocasiona lesiones en regiones del tálamo (Gallasi et al., 1996; Montagna et al., 2003) y síntomas que incluyen problemas de atención y memoria, a los que sigue un estado de confusión, pérdida de control del sistema neurovegetativo y del sistema endocrino, aumento de la temperatura corporal, insomnio y -como su nombre indica- ocasiona la muerte.

Así que, no cabe duda que dormir es indispensable para nuestra supervivencia, pero, además, tiene una relación directa con nuestro funcionamiento cognitivo, con la calidad de vida y el estado de salud. Por tal razón, desde aquí, insto a cuidar la calidad del sueño no solo a los estudiantes, sino también a la población en general.


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