Neuroplasticidad y prematuridad

En primer lugar, quiero aclarar que parece existir un gradiente en las secuelas del desarrollo en los niños prematuros inversamente relacionado con la disminución de peso al nacimiento y de la edad gestacional y factores genéticos como la vulnerabilidad del sexo masculino, etc. No obstante, no debemos obviar que el periodo temporal en el que ocurran, así como la gravedad de los acontecimientos prenatales y perinatales serán determinantes críticos del neurodesarrollo (Enseñat, Roig, & García, 2015).

Por otra parte, la neuroplasticidad no está exenta de límites. Aunque, en un primer momento, las teorías asumían que el cerebro joven era más plástico y, por consiguiente, presentaría una mejor recuperación ante el daño cerebral que el cerebro adulto, esto en realidad no es así. Teorías recientes indican que el grado y naturaleza de la recuperación cerebral va a depender no solo del estadio de desarrollo cerebral en el momento de la lesión, sino también, de las alteraciones específicas en las estructuras cerebrales, actuando con mayor impacto positivo y de forma más evidente en función de dichas variables (Luciana, 2003). De hecho, de dichos límites dependerá parcialmente el potencial intelectual que presente el niño en relación con el momento y naturaleza de la lesión (Enseñat, Roig, & García, 2015).

Estudios con animales apuntan a un menor grado de neuroplasticidad durante la etapa de migración celular (segundo y tercer trimestre de embarazo) y en la edad adulta cuando las redes sinápticas se han estabilizado, mientras que identifican los niveles más altos de plasticidad antes de la estabilización sináptica durante principios y mediados de la niñez. Asimismo, otras investigaciones con IRM funcional sugieren la participación de sistemas neuronales de compensación alternativa en niños prematuros en edad escolar y en adolescentes (Ment & Constable, 2007).

Por lo tanto, podemos concluir que gracias a la inmensa plasticidad del sistema nervioso en la etapa infantil y juvenil, confirmada en investigaciones con IRM funcional, y al creciente desarrollo de programas de tratamiento adecuados, aquellos pacientes con riesgo biológico y ambiental elevado no deberían nunca considerarse impermeables al cambio con la intervención terapéutica adecuada. Aunque, debemos ser cautelosos y evaluar las consecuencias de la prematuridad a lo largo del tiempo, dado que la aparente recuperación en la infancia puede revertir a medida que el cerebro madura (Enseñat, Roig, & García, 2015). 


Plasticidad neural en niños prematuros

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