Terapias no farmacológicas y el uso de las TIC´s en el Alzheimer

El aumento de la incidencia de deterioros cognoscitivos y de las demencias como la enfermedad de Alzheimer (EA) ha llevado a un creciente interés por las intervenciones no farmacológicas en el manejo de estas patologías, las cuales permiten fomentar el mantenimiento y optimización de las capacidades mentales de las personas afectas de demencia.

Las terapias no farmacológicas o “terapias blandas” se han hecho protagonistas dentro del plan de intervención general en ámbitos como las demencias, lo cual ha supuesto un gran avance dentro de la calidad de la atención y una mejora en los planes de intervención de las personas afectadas por esta patología (Blázquez et al., 2009).

Existen cada vez más evidencias de los beneficios de los tratamientos no farmacológicos en la demencia (Olazarán et al., 2010). En concreto, los programas de estimulación cognitiva han demostrado efectos favorables sobre la cognición y conducta en personas con demencia en fase leve o moderada. La estimulación cognitiva es una intervención terapéutica cuyo objetivo consiste en mantener las capacidades cognitivas preservadas, con el fin de retrasar lo máximo posible el avance de la enfermedad y el deterioro cognitivo asociado a la misma. Durante las sesiones de estimulación cognitiva se trabajan funciones cognitivas como atención, percepción, orientación, memoria, cálculo, lenguaje, razonamiento, gnosias, praxias, funciones ejecutivas y habilidades visuoespaciales. De este modo, se consigue mejorar su calidad de vida, fomentando siempre su autonomía e independencia (Fundación Reina Sofía, 2012).

Cabe considerar, por otra parte, que en función del deterioro (leve, moderado o severo) y de los objetivos que se persiguen se seleccionan las técnicas estandarizadas adecuadas. Otras técnicas con las que se realiza de forma habitual la intervención y que han demostrado ser eficaces son: terapia de orientación a la realidad, terapia de reminiscencia, estimulación neurosensorial, musicoterapia, psicomotricidad, terapia recreativa, entrenamiento en AVDs, terapias dirigidas al control de los trastornos de conducta y terapias dirigidas a estimular la neuroplasticidad (Villalba & Espert, 2014).   
                          
Actualmente se está avanzado mucho en este campo, descubriéndose cada día nuevas técnicas de intervención que resultan altamente beneficiosas para las personas que padecen demencia y que animan a seguir investigando. En este contexto, aunque son bastantes recientes, algunos estudios han probado la eficacia del mindfulness en las personas con EA en estadios leves o moderados y, también, en sus cuidadores. Asimismo, resultados en pacientes con EA avanzada han mostrado que el tratamiento farmacológico combinado con mindfulness o estimulación cognitiva conlleva una mejor evolución clínica que el tratamiento farmacológico aislado o simplemente combinado con relajación (Quintana et al., 2015).

De hecho, el mindfulness en enfermos de Alzheimer está demostrando efectos positivos en capacidades cognitivas como la memoria, atención, capacidad de abstracción, cálculo, praxias y en fluidez verbal, entre otras (Newberg, Wintering, Khalsa, Roggenkamp, & Waldman, 2010; Quintana & Quintana, 2014; Wells et al., 2013). Además, no solo disminuye considerablemente lo que técnicamente se denomina la “tasa global de declive” en las funciones cognitivas alteradas en la evolución clínica de la EA, sino que, también, reduce la psicopatología asociada (depresión, ansiedad, delirios, etc.) (Quintana, 2013) como ya comenté en el post "Mindfulness y demencia".

En la revisión sistemática llevada a cabo por Olazarán et al. (2010) se establecieron niveles de evidencia y recomendaciones de tratamiento según los Criterios del Centro de Medicina Basada en la Evidencia de Oxford. Se obtuvo recomendación de grado B para la mejoría de las siguientes áreas de la persona con demencia (PCD): cognición (entrenamiento cognitivo, estimulación cognitiva, intervenciones combinadas); AVDs (entrenamiento de AVDs, intervenciones multicomponente en la PCD); conducta (estimulación cognitiva, intervenciones multicomponente en la PCD, manejo conductual, formación del cuidador profesional); estado de ánimo (intervenciones multicomponente en la PCD); prevención de sujeciones (formación del cuidador profesional) y calidad de vida (intervenciones multicomponente en la PCD). A mayores, se obtuvo recomendación de grado A para el retraso en la institucionalización (intervenciones multicomponente para el cuidador). Respecto a beneficios para el cuidador se alcanzó recomendación grado B para: estado de ánimo (formación del cuidador, apoyo al cuidador, intervenciones multicomponente en el cuidador); bienestar psicológico (intervenciones multicomponente en el cuidador, estimulación cognitiva), y calidad de vida (intervenciones combinadas en la PCD y el cuidador). Por otra lado, Bahar-Fuchs et al. (2019) concluyen que el entrenamiento cognitivo en personas con demencia leve a moderada se asocia a efectos positivos en la cognición global y en la fluidez verbal semántica y estos beneficios parecen mantenerse a medio plazo.

En adición, se recomienda el uso de las TIC's. Concretamente, los programas de estimulación cognitiva en software son un método de rehabilitación eficaz en pacientes de Alzheimer en sus primeros estadios para trabajar no solo componentes cognoscitivos, sino también componentes sensoriomotores que repercuten positivamente en la funcionalidad del paciente, ganando autonomía; al mismo tiempo que se trabajan aspectos relacionados con el ocio, el fomento de la interacción social y la mejora de la autoestima (Marchena, 2017).

Por consiguiente, las terapias no farmacológicas combinadas con el uso de las TIC´s se consolidan como una herramienta útil, versátil y potencialmente coste-efectiva para mejorar las manifestaciones clínicas y la calidad de vida tanto de pacientes con EA como de sus cuidadores.


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